La pobreza menstrual es uno de esos temas que suele pasar desapercibido, aunque está afectando a millones de mujeres en todo el mundo, también aquí en España. Si crees que la menstruación es algo personal y que no tiene mayor impacto, quizás no te has detenido a pensar en lo difícil que es para muchas mujeres no poder acceder a los productos básicos para llevarla con comodidad. Y lo peor es que esto no es algo que le ocurra solo a quienes viven en lugares lejanos, es una realidad que también afecta a nuestra propia sociedad.
¿Qué es pobreza menstrual?
Aunque el término «pobreza menstrual» pueda sonar raro o demasiado técnico, en realidad es algo muy sencillo: hay mujeres que no pueden conseguir los productos básicos para su higiene durante la regla, como tampones, compresas o incluso toallitas íntimas. Y lo peor de todo es que no se trata de un lujo ni de algo prescindible, sino de algo fundamental para la salud y el bienestar de las mujeres.
Cuando no tienen acceso a estos productos, muchas se ven obligadas a usar alternativas que, además de no ser nada cómodas, pueden ser peligrosas para su salud, causando irritaciones, infecciones y otros problemas. Por eso, la pobreza menstrual no solo es un tema económico, sino que también se convierte en un problema de salud pública que afecta a la calidad de vida de muchas mujeres.
El impacto en la salud mental y física de esta situación
La menstruación es algo completamente natural que todas las mujeres vivimos cada mes, pero para muchas, en lugar de ser algo que pasa sin más, se convierte en una verdadera fuente de preocupación y angustia. Imagina tener que lidiar con la regla, pero sin poder acceder a productos que te ayuden a sentirte más cómoda. Además, el estrés de no saber si podrás conseguirlos a fin de mes o el miedo a ser juzgada por no poder mantener la higiene adecuada pueden afectar profundamente la salud mental.
Y cuando hablamos de la salud física, las consecuencias de no poder usar los productos correctos pueden ser bastante serias. Desde infecciones urinarias hasta problemas en la piel, la falta de una higiene adecuada puede traer complicaciones que podrían haberse evitado.
La pobreza menstrual en España
En España, un 20% de las mujeres vive por debajo del umbral de la pobreza, y muchas de ellas se enfrentan a la difícil situación de no poder acceder a productos menstruales. Esto es un verdadero problema, porque aunque la menstruación no suele ser un tema que se trate abiertamente en las comidas familiares, es una realidad que, cada mes, afecta a la mitad de la población.
Un estudio reciente en nuestro país reveló que aproximadamente un 22% de las mujeres encuestadas no ha podido permitirse productos menstruales en algún momento de su vida. Lo más alarmante es que un 39,9% ha tenido que recurrir a alternativas más baratas o menos eficaces. Sin duda, esta situación refleja un panorama bastante preocupante.
En resumen, la pobreza menstrual es una realidad que, aunque poco a poco se empieza a reconocer, sigue siendo un problema muy presente en muchas sociedades, incluida la nuestra. Hablar de ello es el primer paso para eliminar los tabúes y que, de una vez por todas, las políticas públicas puedan abordar esta cuestión de forma efectiva. Mientras tanto, el acceso a productos menstruales no debería depender de lo que una mujer gane, sino ser un derecho básico que cuide tanto su salud física como emocional.
Así que, la próxima vez que pienses en la menstruación, recuerda que no se trata solo de comodidad o de «esos días del mes». Para muchas mujeres, es una lucha constante para poder vivir con dignidad y salud. Y, si alguna vez tienes la oportunidad, apoya iniciativas que trabajen para cambiar esta realidad.